jueves, 12 de febrero de 2015

ATLETISMO, PASIÓN TRUNCADA.

El  primer deporte que practiqué oficialmente fue atletismo. Me descubrieron los profesores de educación física, Pino y Roly, muchos de los que estudiamos en Fructuoso Rodríguez deben de acordar. Las primeras clases las dábamos a un costado de la Biblioteca, y frente a la cátedra de Educación Física. Con el tiempo y los años, aquel lugar se nos quedó  pequeño.

Era un espacio, de apenas 30 metros de largo, si acaso. Este fue el lugar en que aprendí a  explotar toda mi velocidad en aquel corto espacio. Casi siempre me tocaba correr de última, entre las chicas era la  más veloz corredora de mi grupo y de la escuela. Sin quitar que le daba las cajas también a muchos varones, pero, de calle.

Pues como les decía. aquel espacio de frente a la cátedra se nos hizo pequeño. En lo particular no fuera que no me gustara, es que no me dejaba emplearme a fondo como hacía en al barrio. Años después corriendo 60 metros, lo agradecí infinitamente.

La dirección de la escuela decidió escoger la calle trasera para hacer allí la clase de Educación Física. Era ésta una calle poco transitada. Eran los alrededores de una unidad militar, por tanto por allí no había apenas circulación. Era una calle ancha y  teníamos suficiente visibilidad y tiempo para ver cualquier coche que saliera o entrara.

Una mañana dirigía mis pasos a la cátedra de educación física, alguien que no recuerdo hoy, me detiene unos pasos antes de llegar a la puerta. Justo cuando me despido y voy a franquear el primer escalón para entrar a la cátedra de educación física, unas palabras me hicieron para en seco y volverme sigilosamente para que nadie advirtiera  mi presencia.

Salí y me quedé disimuladamente casi en el mismo lugar donde momentos antes me había detenido a charlar. Como si estuviera esperando a alguien tranquilamente. A mis oídos llegaron estas palabras. Era la voz de Pino, uno de los profesores y decía:

__Es la monitora porque es la monitora. Es la única que cumple con creses ser la monitora de una asignatura donde no sólo mide su capacidad física o como buena corredora. Anima al grupo, propicia buen ambiente entre los alumnos, alegría, risas. Es buena persona, buena alumna, buena estudiante.
Cuando le da la gana de aparecer por la escuela, no le falta de respeto a las personas. Ahhhh,es una alumna de unas notas extraordinarias, en este centro.Cada alumno que viene a la escuela, también trae su casa, su barrio, su familia a cuesta, que quieres, pedirles peras al olmo?___
.

Nunca supe a quien fueron dirigidas aquellas palabras porque una vez que las escuché dirigí mis pasos al aula nuevamente. Pero de una cosa si estaba segura. La conversación giraba sobre mi persona. Una alegría indescriptible me invadió, pocas veces en mi vida había tenido la oportunidad de escuchar palabras como las decía Pino, refiriéndose a mi persona.

Mi deporte favorito fue y es el atletismo. me lo sembró en el alma mi barrio, mi esquina, mi cuadrilla, mis hermanos de toda la vida. Con cuanto amor se recuerdan hoy esos divinos momentos. Que alegría para el alma ver hoy a muchos de aquellos  niños de ayer, de aquel entonces. Que aún hoy, desde donde quiera que nos encontremos, ya adultos, nos une aquellos recuerdos que nos hermanan para siempre.

Puedo asegurar que nuestro barrio tenía una de las esquinas más concurridas, así fue en la generación de mi madre, REINA de los patines del barrio. Muchos que hoy peinan canas y del barrio se acordaran. Y puedo decir, que aún se acuerda de lo que bien aprendió. Cuentan que ponían un cajón en el medio de la calle y ella lo saltaba limpiamente. haciendo piruetas, que sólo estaba reservado para los varones.

Y todavía tenía la desfachatez de comprarme muñecas, cuando lo que yo quería era patines. que  obtenerlos me costó lo suyo. El mismo día que los reyes me trajeron aquella rubia muñeca Lilí, ese mismo día, debajo de la mata de anón di rienda suelta a mi faceta de peluquera, la dejé sin un pelo.

Me costó unos cuantos muñecazos con la cabeza pelá por donde me pillara, pero al año siguiente tuve mis patines, con previa amenaza de volver a pelar a la próximas aspirantes. Esta vez la señora se le había antojado comprarme dos muñequitas negras llamadas Popi.  consuelo Bueno, me quedaba de en caso de pegar con ellas, estás no tenían el alcance de la Lili, la que le di los cortes en, franca venganza a los reyes por no atender bien mis pedidos.

Nuestra cuadra tenía récord de niños, en la esquina nos reuníamos casi 17 niños de diferentes edades. El centro de la calle era uno de nuestro campo de juegos. En la década de los 70s muy pocos coches habían en el pueblo así que sus calles estaban libre de peligros en cuanto a accidentes. Además siempre vigilados por las familia, que se pasaban el día en el portal con tal de llamarnos la atención ante cualquier peligrosa ocurrencia nuestra.

Llegar de la escuela quitarme el uniforme, comer algo sentarme en el borde de la  esquina, allí donde se unían la acera de casa y la de la calle a esperar a la cuadrilla era algo habitual. No tenía que esperar mucho tiempo. Enseguida se iban presentando poco a poco los habituales contábamos alguna anécdota de la escuela si la había, y ya lo segundo era:

¿A que jugamos hoy?. Preguntaba cualquiera...

Nuestra calle se hizo famosa, hasta allí se acercaban niños de otros barrios a retar-nos a correr, se iban con el rabo dentro de las piernas. Lo que algunos se tomaban como un reto de un día, para algunos del barrio en la que me incluyo se convirtió  en una pasión y sin querer en una herramienta para ser competitiva.

Correr una manzana a la redonda como juego de niñ@s me preparó sin querer, y fue por primera vez en la vida que desee ser algo. Estoy segura que muchos se recuerdan mi constitución física de aquel entonces. Era una niña bastante robusta, nadie que me viera podía creer que corriera con la velocidad que lo hacía, a pesar de mi peso.

No sé si recuerdan que he dicho que mi mamá sacaba las manos bien rápidas, pues no quedó más remedio que agudizar los reflejos y ponerme las piernas en las nalgas de vez en cuando.  Porque para vuestra información, rápida  también corriendo  era la señora.

Una mañana  fuimos convocados Candelario y yo a la cátedra de Educación Física, momentos después se nos reunió Perdomo. Menuda sorpresa nos tenían que dar. Habíamos sido seleccionados para  formarnos como velocistas. A partir de aquel momento entraríamos a un área especial en Atletismo, no me lo podía creer.

Mi entrenadora allí fue Luciana Grant, una ex atleta retirada del deporte activo. Según alguien me contó también fue entrenadora en sus comienzos de ese gran atleta cubano, éste dos veces medallista olímpico Alejandro Casañas. Recordado por todos los cubanos en aquellos Juegos Mundiales del 1977 en Sofía la capital búlgara, junto con Alberto Juantorena escriben una de las epopeyas más grandiosas del deporte cubano.  Se implantan sendos récord mundiales. Uno de la mano de Alberto Juantorena con su 1:43.44 en 800 metros y Alejandro Casañas 13:21 segundos en 110 metros con vallas.

Luciana, una negra alta, tiposa de facciones finas. directa como un rayo. compasiva de corazón. Cuando me echó el ojo por primera  vez sentí y recordé las palabras de algunos, cuando  ponían en duda, que yo pudiera correr con lo voluminosa que era. Y la mujer muy impaciente quería probar a sus nuevos pupilos y así nos lo hizo saber.

A ver que nos han mandado los profesores de Punta Brava, le escuchamos decir mientras hablaba con otro entrenador de atletismo. Fuimos los últimos en incorporarnos al equipo. Llamó a una de sus alumnas que estaba calentando, me pidió hacer una prueba de velocidad. Para esto llamó a una de sus alumnas para que me sirviera de liebre en la carrera.

Los niños en ocasiones solemos ser muy crueles, así que las risas no faltaron cuando me acercaba a la pista. Por primera vez corría en una pista de arcilla. Vi a algunos que por allí había correr en tenis. El tacto de los zapatos que tenía puesto no ayudaban en nada. Así que me quité los zapatos.

Me hizo dar unas carreritas antes para calentar las piernas. Mientras me dirigía a el punto de salida junto a la otra chica, iba casi temblando. Cuando dio la salida con su silbato hubo un momento de cancaneo en mis piernas, fue una arrancada fatal que fue mejorando a medida que daba zancadas. Cuando le pasé a mi compañera, sentí aquella alegre emoción que sentía cuando podía demostrar que a pesar de mi constitución física era rápida.

Mientras regresábamos andando de vuelta al punto de partida, la chica que me servía de liebre y yo, pude ver a los dos entrenadores al pie de la pista, les había dejado recostados en el muro de la grada. La cara de mi entrenadora tenía una enorme sonrisa mientras hablaba animadamente con su colega.

Cuando llegué a su lado me echó el brazo por sobre mis hombros y me preguntó
___¿Niña, como puedes tú correr con ese cuerpesito tan tan ?___ Y no terminó la frase.
Todos a nuestro alrededor rieron, también yo.
___¿Donde aprendisteis a correr?___
En la calle, en el barrio, con los amigos,en la escuela, detrás de la guagua.

Se volvió para la corredora con la que había corrido y le dijo:
___Ya sabes Genoveva tienes un hueso duro de roer, así que ponte las cosas___.

Me costó un esfuerzo, hice un esfuerzo sobre humano y luché con mis nervios de novata, pero le di raya y salida a Genoveva en mi primera actuación.
Bajo su tutela no solamente corrí 60 metros, también corrí 200 y una noche de Juegos escolares en el Eduardo Saborit Cinódromo de Marianao. La corredora de 400 metros se indispuso. le pedí a la entrenadora me dejara correr los 400 metros.
Tú te atrevés?

Otra vez los nervios, no era mi evento, y no creí estar preparada para correr a esa velocidad. Corredores a sus marcas. Temblaba, sentía que en mi estómago un bombom que se fue calmando a medida que corría. Salí casi de última, corrí corrí como corría aquella vuelta a la manzana de mi casa, rápida. Fuí revasando a las corredoras, mientras que a cada que adelantaba sentía gritos silvidos a mis espaldas. Ya no podía darle alcanse a los primeros lugares. Eso creía yo, una de las corredoras, la que iba en el tercer puesto aminoró la carrera explotada, yo con todas mis fuerzas aproveché y y con el alma daba cada sprins.Pues si me colé en el tercer lugar. Luciana no cabía de gozo.

Para mi fue un momento de mucha gloria venir desde atrás y clasificar en un evento que no era el mio. Para entonces ya había bajado de peso y era un diablo corriendo. Curioso no soy capaz de poderme acordar del los tiempos que hice mientras fui velocista. No sé si me los dijeron alguna vez, no recuerdo.

Mientras que en el deporte, la escuela y notas era excelente, por otro lado mi comportamientos dejó mucho que desear. Con muy poca edad quise tener libertad de movimientos. Así que para evitar que se me rompiera el vestido, mi madre cambió el paso y me pronosticó  tormenta en el horizonte. En el siguiente curso me iría a vivir con mi padre, a ver si me enmendaba.

Error, allí también hice de las mías.

En contra de mi voluntad y libertad mi padre me llevó a vivir a su casa, un curso escolar, lo que aguantó el pobre. Matriculé en una escuela a 100 metros de donde trabajaba mi padre. La escuela se llamaba  "Combatientes de Bolivia", en honor a los combatientes que pelearon en Bolia junto al Ché. En dicha escuela estudiaban casi todos los hijos de muchos que pelearon con el Ché, incluyendo a Ernestico su hijo. Maritza de la O, hija de un martir. Loipa Alonso, a quien un jovencito Pachito iba a buscar a la salida de la escuela. La hija del comandante Juan Almeida. Entre otros que ya no recuerdo.

En esta escuela integré en equipo de voleibol, hasta que encontrara la manera de apuntarme en atletismo. Y esa manera la encontré una tarde. Era una escuela seminternada, entraba a las 8:00 de la mañana  y salía a las 4:30 de la tarde. Las clases eran a la mañana. A las 12:00 pasabamos al comedor hasta las 2:30 que empezaba la recreación. Y los entrenamientos de voleiboll.

Me aburría con tanta inactividad, el voleiboll no me llenaba del todo y muchas veces me quedaba en un banco leyendo. O a merced de los hijos de papá que se metían conmigo por llevar  un abrigo azul bordado con motivos mexicanos, con puntadas visibles de colores en sus bordes.

Me encantaba aquel abrigo, al principio me enfandé cuando me hacían burla , y me llamaban "MONORIÓN MEXICANO", hasta recosté alguno contra la cerca y por la gracia tuve como resultado, presentarme al día siguiente con mi padre en la escuela.
¿
Como le decía que tenía que acompañarme al día siguiente a la escuela?. Si al leerme la cartilla, lo primero que me había adviertido fue, que no me metiera en problemas. Que estaba en esa escuela por el favor de un amigo.

Sentía mucho respeto por mi padre, hablaba pausado, bajito. Y siempre pedía que cuando hablaba por favor le mirara a la cara. Lograba que sientiera vergüenza de mis actos de indiciplinas cuando las cometía, pero cuando no las cometía yo. le enfrentaba como al que más y hablabamos de lo ocurrido.

Le dije que debía ir a hablar con el director de la escuela, había requerido su presencia por una indisciplina mía. La nariz se le fue abriendo, signo de enfado, gesto que también traigo como herencia cuando me enfado. Le conté el motivo de la queja con pelos y señales.

Me conocía bien y sabía que siempre lo que hacía, lo asumía, no mentía. Su enfado fue sediendo y su nariz dejó de ampliarse a medida que me escuchaba. Eso si, sin quitarme un ojo de encima. Era como una radiografía su mirada.

Al día siguien terminado el matutino fui directa a la dirección donde esperaba mi padre la presencia del director y la mía. Me disponía  a franquar la puerta de la dirección en compañía de mi padre, cuando este le pide al director hablar en privado antes de hacerme pasar. Eran amigos desde clase, de la infancia y del barrio. Motivo por el cual yo estaba en una escuela donde no me correspondía. el era zapatero, no militar, ni había peleado en la Sierra, su lucha de siempre fueron las hormas y los zapatos.

Allí quedé sentada esperando ser llamada para explicar los hechos ocurridos. Cuando me tocó hablar conté con lujo de detalle lo que sufría cada mañana de invierno que aparecía con mi precioso abrigo. Era el más bonito de toda la escuela, con aquellos colores, aquellos captus bordados en cada uno de sus bolsillos.

Una vez que terminé de hablar, el director me aseguró que ya no se meterían nunca más conmigo, y yo le promerería no recostar a ningun otro contra la cerca. prometido. Una vez solucionado este conflicto, la tarde se me hizo muy larga a sí que busqué como llenar mi tiempo libre. Y así mismo fue, nunca más fui objeto de burla ni de risas, al menos que me diera cuenta.

Esta escuela quedaba en Nuevo Vedado, y vivíamos en Lawton, el autobús que cogiamos para ir a casa pasaba por la Ciudad Deportiva, precisamente le eché el ojo. Un día me escaparía de la escuela en mis horas de ocio y haría una incursión, a ver que bolá (que pasaba) por allí.

Y ese día llegó, me llené de valor, subí al aula guardé los libros por si alguien me echaba en falta.  Bajé las escaleras  y torcí a la izquierda. Y por primera vez me aventuraba  sola por aquellas callesde Nuevo Vedado,  buscando la parada de autobús más alejada posible de la escuela.

Al pasar por una cafetería Altamira, tomé también mis precauciones , no fuera a ser que me viera una compañera de clase que vivía en los altos y me jodiera el plan del día. Despejado el terreno, hasta la Ciudada Deportiva no paré. Una vez allí enseguida busqué donde estaba la pista. Una vez que la encontré me senté a observar desde lejos los entrenamientos, sin quereme acercar demaciado. Además debía regresar antes que se dieran cuenta de mi ausencia.

Me estuve escapando casi todos los días sin que nadie se diera cuenta. Una tarde llena de valor me presenté al entrenador que todos los días veía. y le dije que quería prácticar Atletismo. Me miró y volví  a sentir  aquella misma mirada de incredulidad que siempre me echaban cuando veían mi condición física.

Le conté al entrenador que estaba en un area especial en la Lisa, con la entrenadora Luciana. Cuando dije aquel nombre preguntó asombrado:
___¿fuiste alumna de Luciana?___
__Si, y no sigo con ella porque ahora vivo con mi padre aquí en Lawton___.

___Te he estado viéndo a lo lejos durante muchos días, nunca pensé ni imaginé que tu curiosidad fueran mis entrenamientos,___ dijo el hombre.

También me mantenía alejada para evitar encontrarme con mi tía, hermana pequeña de mi madre que estudiaba la licenciatura en Cultura Física  que estaba enfrente, La Mariposa. Y la ciudad deportiva era como un añadido de la Universidad. Muchos deportistas de alto rendimiento hacían allí su licenciatura.

O también, podía encontrarme con su novio, que por aquel entonces era el portero del equipo Cuba de futboll, Eugenio Ruiz, alias el Tosco. que también me conocía.
Como Luciana, Hilario, que es como se llamaba mi nuevo entrenador, me pide hacer una prueba de mis capacidades como corredoras. Pidió a un chico que me halará. fuimos caminando hasta la linea de arrancada, el entrenador nos esperaba en la meta. Dió la señal de salida y allá me desvoqué, poco faltó para ser yo la que tirara de mi liebre.

Cuando llegué a su lado me dijo:

___Te hice una prueba porque me dijiste que fuiste alumna de Lusiana, me dejaste con la mosca. estás en el equipo___.

No cabía de la alegría, hasta olvidé que tenía que regresar a la escuela antes de que alguien se percatara de mi ausencia. el profesor seguió preguntando y yo respondiendo. El tiempo se me echaba encima. todavía tenía que coger un autobús.

___¿cuando puedes venir a entrenar?____
___Todos los días puedo___
___Donde estudias?____
___Combatientes de Bolivia___
Sabe tú papá que haces atletismo?
__Si, si, mentí.

Me despedí del profesor a toda carrera bajé toda la calle 26 hasta llegar a la parada de la ruta 119, cerca del Zoologico  que con mucha suerte logré coger, para llegar a las 4:35, justo en el intantes en que todos salían a la acera a esperar a sus padres. Me mezclé entre ellos y me escapé escaleras arriba a buscar, mis libros, que cada día quedaban allí , como prueba de que estaba en la escuela o alrededores.

De Lunes a Viernes vivía con mi padre, el mismo Viernes si mi padre podía me llevaba a casa, de lo contario y a mi insistencia me montaba en el tren que pasaba por mi pueblo. No había ningún peligro en el trayecto. Era un tren que salía de Lombillo y Tulipan, Nuevo Vedado, para cerrar su recorrido en Guanajay. Además me sabía defender muy bien con mis 11 años.

Ese finde que estuve en casa una conversación que tenía mi madre con su hermana pequeña me sacó de mis cabilaciones y lectura. Estaba centada en el suelo del portal, recostada a una de las  columnas leyendo cuando escucho que mi tía le dice a mi madre. 

___Lilita, hace unos días de lejos en la Ciudad Deportiva vi una niña que se parecía a Dignorah, la vi de lejos y me dije, como se parece aquella negrita a mi sobrina, le comenté a una amiga.que venía conmigo, pero seguí porque no creo que fuera ella. Al poco tiempo vuelvo a ver a la misma negrita en la piscina de clavado, subia en el segundo trampolín y volví asociarla con Dignorah___

Al escuchar aquellas palabras metí la cabeza en el libro. A partir de ahí no sabía lo que leía, y por mucho que buscara la concentración, la había perdido. Cerré el libro y pensé, tengo que tener más cuídado a la hora de los entrenamientos. Y estar alerta siempre que vea una negra con las caracteristicas de mi tia, y cuidarme mucho más de su novio, que este frecuentaba mucho más la instalación porque entrenaba en el campo de futboll

Nadie se hubiera percatado de mi ausencia, si no fuera porque el equipo de voleiboll necesitaba una jugadora. Y hacía algunos días no me veían. mis compañeras de equipo fueron las primeras en dar el toque al profesor. Ese día como muchos otros hago la misma operación. Llego a la Ciudad Deportiva, y me dirijo directamente al baño a cambiarme y de ahí a la pista a calentar las piernas y a entrenar.

Me voy a la linea de arrancada para empezar mis carreras de 100 metros, aún no había revasado los 30 metros cuando veo una figura de un hombre alto que muy bien conocía. era mi padre que se acercaba desde el otro extremo y se había detenido a hablar con Hilario mi entrenador. Pararme de golpe no podía, llegar a la meta, tampoco, así que con el mismo spring, y no se yo si a más velocidad torcí a la derecha de la pista y fui a parar al baño. del que no salí hasta que me fueron a buscar las compañeras.

Hilario me esperaba con mi padre. tenía que salir de todas maneras, mi ropa estaba al lado del profesor. me llené de valor colectivo y junto con mis compañeras emprendí el camino. Llegué con la cabeza gacha, como siempre que mi padre me pillaba en una falta, no quería mirarle a la cara, y menos a la del profesor.

A mi padre le había omitido, que en este caso, como era para esconde un hecho, era mentir, así que tampoco había mucha diferencia, les mentí a ambos
.Al escuchar el tono de su voz con la cabeza aún gacha, me pude percatar que no estaba enfadado, no me lo explicaba. su voz siempre moderada me preguntaba.

___¿Por que no me dijistes que estabas aquí haciéndo atletismo?___
___Porque no me dejarías___

Las compañeras de equipo me habían comentado por el camino, por arribita, que habían escuchado cuando a mi padre algo molesto. pero que tal molestia iba desapareciendo en la medida en que el entrenador le hacía saber lo buena que era en el deporte. Que sería una verdadera pena que él como padre, no fomentara esta carrera.

También dijeron las chicas que le escucharon preguntarle al entrenador:
¿de verdad que es buena, usted me lo garantiza?.

Es muy buena también le escucharon responder al profesor, muy buena. y que ambos hombres se dieron la mano una vez que terminó la conversación. Bueno y para no hacer más extensa estos recuerdos, sólo decirles que ese día, mi padre trabajaba sólo medio día, y había decidido pasar por mi por la escuela para dar un paseo.

Pues menudo susto se tuvo que llevar el hombre  cuando pasa por la escuela pide permiso para sacarme y se encuentra conque estan mis libros per no su hija. Que según mis compañeros de clase y el profesor de voleiboll desde hacía unos días no me veían por el patio. Menuda bronca montó en la escuela, donde llamó despreocupados a los profesores por no saber donde se encontraba una niña de 11 años, que estudiaba en esa escuela.

Tenía por aquel entonces una amiga que se sentaba a mi lado, Magaly se llamaba, éramos las dos únicas negras de clase,  a ella en un arrebato de alegría se me había escapado que estaba haciéndo atletismo en la Ciudad deportiva. Gracias a ella mi padre se enteró de lo buena deportista que era.

Y el director de la escuela, amigo de la infancia, compañero de clase y pasano de Punta Brava se ocupó de informarle, muy a su pesar a mi padre que la niña, le había echo pasar muchos sustos.
Mi padre avergonzado decide que ese será mi primer y ultimo curso en el Vedado y que retorno a mi Punta Brava natal, ALBRICIAS.

Ese fin de semana llego al barrio toda contenta, me esperan muchas sorpresas. Inauguran el cine del pueblo con la película El Último de los Mohicanos. El noviecito que tenía, me había puesto los cuernos en mi ausencia, y se paseaba como si nada con su mulata novia.

Y el descojono de mi madre al enterarse de que aquella negrita que le hablaba su hermana era yo. Que mi padre en menos de un año había provado lo que ella en 10. Para terminar diciendo:
__Contigo no se puede hija__

Después de esto corrí tanto, tanto, y tanto que desvie mi camino. Menos mal, porque hoy no estuviera escribiendo, o quizás si...Después vinieron otros deportes hasta los  años 1987, 1988 y 1989 estos tres años hice equipo nacional de Sotbol jugando por el equipo de la capital,Industriales. Otras historia que contar

Hasta aquí otros momentos de mi vida.
Y hasta la próxima entrega.

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