A mis 12 años fuera de mi tierra...
Un día como hoy, aterricé por estas tierras. Quien me lo iba a decir a mi, que un día saliera de mi tierra?.
Bueno, si, me lo dijo Natalia, aquella vez cuando me leyó la mano y me
profetizó. Desde el 1998, y tras muchas cartas de invitaciones aprobadas
para salir, invitada por la familia política, después de una
enfermedad, que me tuvo casi año y medio dentro de un hospital.
A modo de recuperación y superando el miedo al frío, que me congelaba
solo de pensarlo, me decido salir de mi país.Cuando en verdad nunca me
lo había planteado y además, no quería.
Así, como casi tod@s a mi
alrededor abrigaban la esperanza de marcharse un día por disimiles
motivos, esta negra tal vez traumatizada aún por aquellos
acontecimientos de los 80, ni siquiera se lo planteaba.
Sucesos
de la Embajada de Perú. Fueron acontecimientos ocurridos en abril de
1980, cuando un grupo de personas penetraron por la fuerza en la sede
diplomática de Perú en La Habana con el objetivo de obtener asilo
político.
Pues en esa avalancha, a algunos policías de mi pueblo,
se le ocurrió la descabellada idea de creer que yo me quería ir. O tal
vez simplemente, quería quitarme de en medio, por ser para ellos, un
verdadero azote.
Estos, tras violar la misma ley, que juraban
salvaguardar, cuidar, proteger y respetar, les incomodaban que una joven
y rebelde negra, de solo 15 años y 10 meses
Que ellos mismos habían
convertido en una antisocial les escupiera a la cara todos los hechos en
lo que incurrían.Me hacían pagar mi rebeldía desterrándome de
mi tierra. No entendía nada de lo que pasaba a mi alrededor. Me daba
pavor sólo de pensar que nunca más vería mi tierra ni a mi bisabuela.
Descartado, nunca me hiría de mi país.
Años después cuando de
tanto pedirle a mi querida Luna, un gran amor, éste llega de otras
tierras. Abandono mi querida tierra tras un amor. Que somos capaz de
sacrificar por amor o en nombre de él ?. Todo...
Y después que
pasa este gran amor, llega el amor inmenso de amar a esa tierra lejana,
de amar cuanto nació y creció en ella, porque eres parte de ese amor que
un día quise escoger para caminar. Ahora si, por cualquier tierra, pero
siempre con la mía en el alma.
Doliéndome hasta los tuétanos, pero
feliz de ver andado, de ver llegado al lugar donde he llegado. Me
recibió la ciudad de San Sebastían, un día de Santo Tomás...
Gracias Euskalerría,
a mejor tierra no puede llegar, tu reconfortas mi horas de patria