domingo, 19 de julio de 2015

La Pulsera


Nunca me había puesto a darle taller a muchos eventos que me ocurrieron allá en mis años mozos y revueltos. Nombres y personas reales, de mi pueblo. Hasta hoy jamás me había percatado que fuera una consecuencia del racismo y otras discriminaciones. Ni por asomo.

Y para no dilatar os cuento...

Sábado allá por la décadas de los 80s, finales. Que como lo sé. fácil. Integré el equipo Industriales de Softboll en los años 1987,1988 y 1989. Esta historia ocurrió entre esos años,

Me encontraba sentada en el suelo del portal de mi casa. Me había lavado los pelos y como no tenía por ese tiempo secadora, allí leyendo un libro aprovechaba para secar aquel pajonal. Peinarlo y hacerme unos choronguitos para la noche levantarme mi espendrú.
Cuando escucho la voz de mi hermanita pequeña. Levanto la mirada del libro, sus gritos me alarmaron. Era una niña de poco hablar, más bien reservada. Y si levantaba la voz, era por algo. Me incorporé un poco para verla, porque podía escuchar su voz, pero su figura no asomaba. Sus palabras iban dirigidas a su amiga de juegos:
__Hasta que no me la des, no te doy la suiza(comba)__

Me levanté y salí a alcanzarla, preocupada por aquellos gritos. Nunca fui de meterme en los problemas de los niñ@s, bien podía recordar aquellos días de tanto pelearme con mis amigos de juego y a las horas estar nuevamente juntos. Decía mi bisabuela Basilia a los padres, dejarlo que lo resuelvan ellos, que después los mayores nos quedamos peleados por tonterías, mientras a ellos se les olvidan el calentón y vuelven a jugar como si nada. Efectivamente, así era.

Quería saber que pasaba, esperaba que mi hermanita me dijera, pero cuando su mirada se cruzó con la mía, vi que evitaba mirarme. Nunca la vi con aquel enfado que tenía, así que creí que era el motivo. Así que preferí esperar que me contara mientras íbamos de vuelta a la casa y tranquila me contara. Ella apuró el paso y me adelantó para entrar en casa. Seguramente para  darle las quejas a mi bisabuela, vamos, era lo más probable.

Yo volví a mi lugar, sentada en el suelo, con mi espalda pegado a la columna e intenté leer, si intenté. No más había dejado correr mis ojos por el libro, escuché algo que me hizo ponerme alerta. La bisabuela parece que por ser pequeña de estatura, tenía la costumbre de gritar, pero además tenía un timbre de voz bastante agudo así que se oía, si, o sí.
Ve y dile, que cuando se entere, se va a poner como una fiera, ve y dile. Vamos, te acompaño le escuché decir.
Vaya, había acertado, ahora la bisabuela saldría de la mano con Yuya para dirigirse a casa de Gladys la gorda, a ver que había pasado entre las dos niñas, pensé yo. Las veo aparecer por la puerta, la Yuya con las lágrimas afuera, temerosa, cabizbaja. Volví a retomar la lectura pensando que bajarían a la acera.
 No entendía, allí frente a mi las tenía, creí que saldrían a preguntar que había pasado. Pero allí, frente a mi clavadas.
Ohhhh, algo aquí no anda bien pensé...
Cuando levanto la vista, veo a la bisabuela , que con un ligero toque en el hombro conmina a la niña que me contara. Esta con su vista baja, sin querer siquiera mirarme, no atinaba a articular palabras.
Que pasa Yuya?. Nada, llanto y cabeza gacha.
Fue la bisabuela la que habló, y como siempre muy directo.
___Nada que Yudith te cogió una pulsera de brillantes que tú tenías ahí. para jugar con la hija de Gladys. Intercambiaron juegos, la niña se ponía la pulsera, mientras le dejaba la suiza(comba) a Yuya. Pasado un tiempo Yuya le pide la pulsera porque se quiere venir a casa. Antes que te enteraras que la había cogido para jugar___
Según cuenta la bisabuela, Yuya llama y avisa a la amiga que se va, que le devuelva la pulsera, que la había cogido escondida.  La niña había entrado en el interior de su casa, unos minutos antes y de allí no había salido más. A los gritos de mi hermana sale a la puerta  la madre y le dice que su hija está en el baño, y que ella no ha visto tal pulsera. Que le preguntará.
Los gritos que escuché en boca de mi hermanita, pero que no pude entender porque estaba leyendo y me pusieron en alarma fueron dirigidos a la madre de la niña. Para mi, inteligibles.
Se lo voy a decir a mi hermana Dignorah, porque es de ella la pulsera.
Ahora entendía todo.
Yuya había sacado de donde guardaba las gangarrías una pulsera de brillantes, de esos que se usaban en las décadas de los 50. Elástica, que se amoldaba a cualquier muñeca, no recuerdo quien me la dejó. Preciosa. Y ahora temía la reprimenda y el castigo. Y llorando creía que iba a evitarse el regaño.

Foto de internet. Pulsera marcada con las flechas en rojo para destacar el parecido con la pulsera en cuestión.

Quien te dio autorización para coger la pulsera?___
Ahora más llanto
___No pasa nada, vamos ahora mismo, les das las quejas a Gladys, y nos da la pulsera___
Le digo a modo de tranquilizarla, y sacara el susto del cuerpo.
Cuando tocamos la puerta de la casa de Gladys, alguien de enfrente a su casa me contestó que la había visto salir a ella y a la niña.
Volví a la esquina y comencé a peinarme, ya mi cabello estaba más que seco y más enredado así que no quedaba más que darme unos buenos tironcitos para desenredar aquella enorme madeja que tengo por pelos.
Es increíble como puedo recordar tantos detalles de ese día. Terminé de peinarme y salí para casa de Cary mi manicura a pintarme las uñas. Sólo ella tenía aquel rojo brillante que semanas tras semana le daba a mis larguísimos uñas. Que hacías de mis manos unas de los atributos que más me gustan de mi cuerpo.

Pero había que ir temprano porque siempre esperaban un montón de clientes en el patio, además que se pasaba sabroso. Mi amiga Caruca, dicharachera, alegre, graciosa, espontánea, y mal hablada. Nos hacía reír con sus historias, o anécdotas. También me podía poner a jugar dominó mientras esperaba mi turno. Ya ven lo concurrido que se ponía el patio de Adelmo...

Pues de allí venía cuando mi bisabuela  salió a mi alcance  en la calle, con un papel en la mano.

Tienes una citación de la policía.
Que has hecho?.

__Nada mima, de verdad. No he hecho nada, cuando hago te enteras.

Citación de la policía, hoy Sábado, y a las 8 de la noche. Entrevista con Deliz.  UUmmm que será.
Tenía la conciencia tranquila, no había hecho nada.

Allí me presento, me recibe el teniente Deliz.
___Pasa Digna.___

Nunca me ha dicho mi nombre, y eso que se lo sabe, de las veces que tuvo que escribirlo en las denuncias. Siempre Digna.
Sus primeras palabras no las entendía, por eso le pedí directamente que fuera al grano, la polícia que me trató y me maltrató sabía perfectamente que nunca me andaba con rodeos, siempre iba al grano, por eso seguramente me mandaron a prisión en dos ocasiones, sin motivos algunos. Así que más bien era un azote para ellos que les dijera las verdades en la cara, mismo las mías, como las de ellos.
Tienes una denuncia puesta.
Y calló.
Si, y  ¿quien me denuncia y por qué motivos?.
Trató de hacerme la historia del tabaco sin soltar prenda, pero  sin querer dijo unas palabras que enseguida asocié a la historia de la pulsera. Ni me acordaba de aquello, total, cuando viera a Gladys le pediría la pulsera. Los niños juegan, se cojen cosas y después si se reclama con los padres, se devuelve y ya está. Por eso no le di mayor importancia.
Osea, Gladys me ha denunciado, le disparé directamente a Delis. Ahora dime el por qué.
Te denuncia de posible agresión.
Posible, agresión, posible agresión, posible agresión. No entendía nada.

___Posible agresión de que si yo no he visto ni hablado con Gladys. Había pasado por su casa para hablar un incidente que ocurrió mientras jugaban su hija y mi hermanita pequeña pero cuando fui a su casa, ella no estaba. Hoy no la he visto___
___Bueno que sepas que tienes una denuncia por posible agresión y eso es una multa de 60 pesos___
___Deliz, es todo cuanto me tenías que decir, no estoy detenida?__
Preguntaba pá no quedarme con las ganas de cabaretear, además cada vez que me caía una denuncia, tenía la suerte que me pillaban un Viernes, pá soltarme el Lunes. Además con lo mona que estaba, ninguna unidad de la policia se merecia tanto atuendo. Si no pá que me llevaran a casa a cambiarme el túnico. le escuché decir:
___No, no estás detenida, es una advertencia___
Ok. Me levanté de la silla y antes de retirarme le dije: ves poniéndome la multa de 60 pesos desde ahora, porque cuando pille a la Gladys le voy a dar tremenda despingá, ella se va a enterar de lo que es poner una denuncia falsa , robarme y además poner de cómplice a la polícia.

Y de verdad, ustedes la policia de este pueblo en vez de estar mirando lo que tienen que mirar, claro, eso no. Mejor prestarse pá lo mal echo. Salí contenta de comisaria, nada me empaña mi vida, no más llega el momento. Ya nos encontraríamos la Gladys y yo cara a cara. Ahora a bailar

Y como les dije y prometí al jefe de sector, cuando pillara a Gladys, se iba, no, se enteró. Lunes, 5 y pico de la tarde. A proposito y para esperarla con otro motivo más me senté en la esquina. Por cualquier calle que viniera me vería, y evitarme no podría, ya que tenía que entrar a su casa. Desde lejos me divisó. Mientras que se acercaba vi como buscaba algo en su bolso, además hablaba con la niña. Cosa que me frenaba bastante. Me ponía en su lugar y no me gustaría ver a mi madre peleandose.

Cuando le quedaba menos de 40 metro para llegar a su casa, ve levanto de la acera y voy a su encuentro. Todavía no le había dicho nada cuando le ordena a la niña que lloraba, que se subiera  a la acera. Para mi sorpresa saca del bolso un cable con un hierro en la punta. Juro que no tenía intenciones de pegarle, nunca pego de primero, casi siemprfe me defiendo, aunque algunas buenas  ostias no me ha quedado más remedio que dar en total sorpresa, a algun@ pesad@, cuando he visto peligrar mi integridad física.

Levantó el cable y hizo dos o tres amagos de pegarme que se quedaron en el aire. Para mi, suficiente. Acostumbrada a pegarme con varones no me quedó más remedio que cazarle el brazo en movimiento, agarré el cable que venía sin fuerza, tiré de la punta hacia mi con fuerza para caer como una tromba encima de ella.

Tuvo mucha suerte, la bestia que habita en mi, no sale cuando ve temor en la otra persona. Pero eso siiii, le di unas buenas ostias, no me excedí porque era una mujer, y acostumbrada a pegarme con chicos, sería un abuso de mi parte. Además sentía a su hija llorando y eso me ponía muy sensible.

A los gritos de los vecinos llegó mi madre, corriendo me abrazó por la espalda apartandome, en ese justo momento en que el hombre que se había mudado nuevo, interviene para sujetarme, cuando ya mi madre había controlado la situación se metió. Alegando que era un abuso. Nada, éste por metido, se comió los que por lástima, no le di a Gladys.

Ahhhh, y ni juicio hubo. Esto por un lado.

Segunda parte, segunda denuncia.

Me volvió a denunciar, pero que casualidad, el día que dice que la amanenacé me encontraba desde hacía unos días a más de 700 km jugando mi serie nacional con Industriales en Manzanillo.
Creo que con mi persona se cometieron muchas, pero muchas violaciones en nombre de la ley y eso lo saben los tantos polícias que pasaron por mi pueblo.

Y los malos vecinos que por tal de anotarse puntos, esconder sus culpas, que mirándo y comparando hoy las faltas  mías, con las de ellos, es un juego de niños. .

 Los malos amigos que alguna vez salvé de alguna. SIII PORQUE A MUCHOS LES SALVÉ LA CAMPANA. Callaron como ratas y su silencio trajo consigo, las dos  prisiones que me comí. Porque en verdad el león no era tan fiero como lo pintaban, la leona tenía y tiene alma.

Todo era cuestión de fama.  Verdad, que cría fama, y acuestate a dormir. Y de eso sé ya un poco.

Y no digo que jamás hubiera robado algo, claro que robé, hasta que mi conciencia me dijo un día, que lo ajeno, se deja quieto. más los consejos de mis mayores. Como pretendemos que nuestros hijos nos salgan honestos si somos complises un día de esas pequeñas acciones, que por el tamaño de la estatura del niño no se toma en cuenta. ERROR, mañana hacemos ladrones y esos ladrones hijos, mañana quitan el sueño a cualquier padre. 

 Y todo aquel que un día tuvo que ver, pagará, me estoy haciendo letras...

¿Hay en esta historia descriminación?