sábado, 19 de septiembre de 2015

PAVEL...

Hoy mi crónica es para ti Pavel, amigo de tantas correrías, risas y silencios...

Pero nunca es un niño más bello que cuando trae en sus manecitas de hombre fuerte una flor para su amiga.
José Martí.



Jamás, jamás de los jamaces voy a olvidar esta frase. primero, porque es de José Martí, mi gran guía espiritual en esta contienda que se me antoja la vida. Y después porque un amigo muy querido, queridisimo siempre me sorprendía con una flor y este verso.

Hace algún tiempo me he enterado que mi querido, estimado,  que ya no está entre nosotros,mucha a sido mi pena. Pavel y yo nos conocemos desde que tenia 10 años más o menos. Y así nuestras vidas en el tiempo se fueron uniendo.

Era un negro que lo mismo que tenía de alto, lo tenía de ancho, desde que le conocí por aquellos entonces, ya era obeso. Y no me extrañaba nada, siempre le gustó el buen comer, además de no preocuparse si engordaba o no. Disfrutaba comer; y tanto.

Así que no era de extrañar que de mayor escogiera ser cocinero y con el tiempo fue unos de los mejores profesores de cocina que se conoce por Bauta y adyacentes. Muchos de los hoy cocineros de Bauta, fueron alumnos de él.

Pavel y yo nos llevábamos de maravilla, su madre, la Yolanda, cuando me veía a parecer en su casa, y así fue desde que con muy corta edad me conoció me anunciaba así:
__-Pavel, acaba de hacer su entrada Juana Dignorah Laza Herrera.___
 Así todos los días de la vida.
Yolanda, la madre de mi amigo, a pesar de no estar bien de los nervios guardaba una elocuencia asombrosa para su estado. De ahí que el Pavel también se expresara muy bien. Además fue profesor de inglés de tantísimos .
Muy bien llevado con todos, tratable servicial, jodedor, directo, burlón, ocurrente, buen bailador. Porque a pesar que le costaba trabajo caminar, bailando era como la seda y ágil a decir no más.
Cuando mi madre me dijo que había muerto, me puse muy triste, fueron muchos los años de muchas risas, de muchas complicidad. Pero enseguida me vino su imagen a mis recuerdos, volví a ver su risa  y el sólo recuerdo, de recordarle me hizo sonreír. No puedo contenerme, debo escribir sobre este ser, que con encanto llenó muchos momentos de mis vida.
Tantas no, tantísimas?, no, lo siguiente. Morirme de la risa las veces en las que me dio por hacer deporte, sólo de recordarlo me parto. Claro, ahora es que comprendo, le metí un entrenamiento al maricón, que casi lo pierdo, jajajajaja. Vida, mucha vida, muchos momentos.
Mientras construía mi casa en Punta Brava, en los altos de la casa de mi abuela paterna, alquilé una casa en Bauta, a dos calles y media de la suya. De más está decirles que allí estaba, todos los días durante los dos años. Cuando le tocaba viajar al que era mi pareja nos volvíamos uno, pá arriba, pá abajo. Rumbo todas las noches, dominó que tú conoces.
 Así que 9:30 de la noche, en el portal nos despedía la Yola, su madre. Pavel Cepero y Dignorah Laza y Herrera, cuídense.
Nos reíamos al escucharla, para terminar mi amigo diciendo:
 __-Dignorah, menos mal que no nos busca nadie, la Yolanda nos mienta con nombre y apellidos___
Y contentos, contentísimos llegábamos al Rumbo. No más llegar, era un pupular de grupo en grupo, yo no me quedaba detrás. Hasta que oía: Niñaaaaa, niñaaaa, que si nos dejan nos da toda la noche hablando, y vinimos a bailar.
Ese es mi amigo Pavel. En honor a la verdad, yo he disfrutados de tronc@s de amig@s. Humilde, divertido, gozador. Que hable sino  aquella conga que recorría las calles de Bauta. Allí  lo dos, dándolo todo. Dando bollo como solía decir para referirse a ir arrollando detrás de los tambores.
Por eso hoy al ver esta imagen en Facebook, me viniste a la memoria como un rayo mi querido amigo. Muchas gracias por tener siempre en esas manitas, fuertes y gordas, para brindarle  una flor a tu amiga.
GRACIAS PAVEL por todo lo que vivimos. Y donde quieras que estés, mucha luz. Y que la vida me de la memoria para recordarte por los siglos de los siglos.




 
 CUANDO UN AMIGO SE VA - Alberto Cortez


Cuando un amigo se va
queda un espacio vacío,
que no lo puede llenar
la llegada de otro amigo.

Cuando un amigo se va,
queda un tizón encendido
que no se puede apagar
ni con las aguas de un río.

Cuando un amigo se va,
una estrella se ha perdido,
la que ilumina el lugar
donde hay un niño dormido.

Cuando un amigo se va
se detienen los caminos
y se empieza a rebelar,
el duende manso del vino.

Cuando un amigo se va
galopando su destino,
empieza el alma a vibrar
porque se llena de frío.

Cuando un amigo se va,
queda un terreno baldío
que quiere el tiempo llenar
con las piedras del hastío.

Cuando un amigo se va,
se queda un árbol caído
que ya no vuelve a brotar
porque el viento lo ha vencido.

Cuando un amigo se va,
queda un espacio vacío,
que no lo puede llenar
la llegada de otro amigo.



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