lunes, 28 de septiembre de 2015

LA LUNA DE MI NIÑEZ...

Llegando, como la novia firme del marino. Anoche influjo lunar parcial, parece que me quedé dormida al rededor de las tres y pico. Pues nada a las 4 y 15, como un gallo abrí los ojos. En lo único que pensé fue en el eclipse. Sin pensarme lo dos veces me abrigué y bajé. Ya se van sintiendo las noches cada vez más frescas.

Una vez abajo levanté la vista al cielo, buscaba mi preciosa Luna sangrante, del único eclipse de esta manifestación que he visto. O quizás no. Me vino a la memoria un evento que ocurrió en mis primeros años de infancia. tendría más o menos 6 o 7 años.

Sentada en el suelo, con mi espalda recostada a una de las altas columnas, en el portal de mi casa. Algo llamó poderosamente mi atención cuatro calles antes de mi casa. Precisamente en una pequeña pendiente que empezaba justo en la cuarta calle.

Una potente luz iluminaba de forma extraña la lomita del Chino, así era como se le llamaba a aquella pequeña cuesta que sólo alcanzaba sus 100m.

Y los lugareños para identificar el lugar le llamaba así. Al menos fue lo que escuché de mi bisabuela, que seguramente en algún momento de su vida me contó porque le decían así, estoy segura, sólo que esos detalles se van quedando por el camino.

Pues pá no enrollarme más. Ahí, en la loma del chino, estaba la Luna, la Luna más grande que haya podido ver en mi vida, enorme. La imagen de todos los vecinos en la calle, mirando aquel espectáculo hizo que muchos de otras calles vinieran a disfrutar de semejante.

Que belleza. Aún cuerdo como un bien muy preciado aquellas siluetas que a lo lejos. Por lo que puedo recordar quise ir hasta la Lomita del Chino a alcanzar la luna. Creo que esa noche de muchos años atrás me atrapó para siempre.

No sé si mis amiguit@s de aquella hermosa y divina niñez, hoy adultos guardan ese recuerdo.

No hay un día en que no levante mis ojos al cielo, dándole las gracias por alumbrar mi camino, por ser tan bella y por mantenerme clara. Me deja jugar con ella. Me deja hacer y yo en prenda le doy ofrendas.

Bajé con mi cámara y allí estaba, mirándome bella. Las fotos, malísimas. pero nada comparado con el placer de ver visto aquella divina manifestación. Pensando en la tierra y mandando mis mejores deseos al universo.

Me di por vencida, tenía que volver a casa. eran ya las 5 de la madrugada y yo debía levantarme a las 7:00, prepararme y salir a mi primer día de clase de francés. Nada, llego a la cama y YO, como FEFA, con los ojos bien abiertos.

Vuelta pá aquí vuelta pá allá. Hasta que me dije, oye que venga el sueño cuando venga, sino viene me iré igual sin dormir en mi primer día, después cuando regrese ya tendré tiempo de echarme una siesta, pero bueno, aún en pie.

Nada, quería compartir esta experiencia con vosotros, y saber si a alguien más le afectó el eclipse. Como en el álbum de Lunas que subí anoche. Soy una Cáncer y como todos saben la Luna es mi regente, con esto no les digo más...
La Luna de mis recuerdos de infancia.



 
ECLIPSE.
 En el claro de la luna
donde quiero ir a jugar,
duerme la Reina Fortuna
que tendrá que madrugar.

Mi guardiana de la suerte,
sueña cercada de flor
que me salvas de la muerte
con fortuna en el amor.

Sueña, talismán querido,
sueña mi abeja y su edad;
sueña y si, lo he merecido,
sueña mi felicidad.

Sueña caballos cerreros,
suéñame el viento del sur,
sueña un tiempo de aguaceros
en el valle de la luz.

Sueña lo que hago y no digo,
sueña en plena libertad,
sueña que hay días en que vivo,
sueña lo que hay que callar.

Entre las luces más bellas
duerme intranquilo mi amor
porque en su sueño de estrellas
mi paso en tierra es dolor.

Mas si yo pudiera serle
miel de abeja en vez de sal
¿a qué tentarle la suerte
que valiera su soñar?

Suéñeme, pues, cataclismo,
sueñe golpe largo y sed,
sueñe todos los abismos,
que de otra vida no sé.

Sueñe lo que hago y no digo,
sueñe en plena libertad,
sueñe que hay días en que vivo,
sueñe lo que hay que callar.

Sueñe la talla del día,
—del día del que fui y del que soy—
que el de mañana, alma mía,
lo tengo soñado hoy.


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