martes, 6 de diciembre de 2016

HOMENAJE A FIDEL IRÚN



3 de Diciembre Plaza de Moscú en Irún, es el lugar de la convocatoria esta vez, para homenajear y despedir a Fidel. Cuando llegué la plaza estaba vacía y los organizadores, (Askapena) daban los últimos retoques para a las 20:00 abrir el acto. Allí en el centro de la plaza estaba un retrato con la imagen de Fidel. Las banderas del 26 de Julio y nuestra enseña nacional a cada lado, que  cual alas sostenían la imagen de aquel gran hombre.


Doy un recorrido visual por la plaza hay pocas personas y detengo la mirada en la Txalaparta. Dirijo mis pasos y el objetivo de mi cámara allí.  Los músicos intentaban enseñarles a unas niñas que se acercaron como se toca este instrumento.

De fondo se dejaba ver una gran pancarta con la imagen de Fidel y de presos políticos vascos. Eskerrik asko* y elkartasunagatik*.





La temperatura está algo fresca así que decido ir a tomar un café hasta que empiece el acto en un bar cercano. No más entrar encuentro caras conocidas.



Se va acercando la hora y ya se ve movimiento en la Plaza. Personas con banderas, pancartas y fotos con imágenes de Fidel. Y ya son las 20:00.



. Un miembro de Askapena, organizador del evento toma la palabra. Fidel, historia, vida, obra. Cuba, faro para muchos países del mundo.



Después le cedió la palabra a Osmar Vázquez, cubano que reside en esta ciudad de Irún. Quien le escribió una carta muy hermosa y sentida a Fidel. Eran las palabras que nunca le pudo decir, ahora sacaba de adentro todo su sentir, aquel sentimiento para uno de los hombres más grande que ha parido nuestra tierra.



 *Carta de Omar Vázquez a Fidel


¡Hola Fidel!
Permíteme tutearte y aunque no me conoces, yo a ti si, y mucho, aunque no todo lo que hubiese querido.
          Cuando nací hacía tres años que tú y un numeroso grupo de “barbudos” habían entrado triunfantes en La Habana; después de luchar en la Sierra Maestra. Entre ustedes venía un joven de apenas 18 años, barbilampiño y melenudo, que luego sería mi padre.
           Crecí y me eduqué en un ambiente de verde olivo, de constantes movilizaciones, de mucho ajetreo, de trabajos voluntarios, de zafras azucareras y recogidas de café. De ir al colegio vestido impoluto de pionero con la pañoleta azul y blanca y roja después, cantando con orgullo el himno nacional y saludando la bandera junto al busto de Martí; y te puedo asegurar que fui feliz.
          Crecí oyéndote hablar por la tele durante largas horas en innumerables actos en la Plaza de la Revolución, presidiendo actos y marchas, inaugurando colegios y hospitales. Recuerdo que siendo pequeño, estaba sentado frente a la tele junto con unos vecinos, porque mis padres estaban allí contigo, te escuché con cara desencajada y voz entrecortada pero firme, comunicarnos a todos los cubanos y al mundo que el Che había muerto. Compartiste con nosotros la carta que él te había dejado de despedida. Yo no entendía nada, pero me impresionó cómo todos lloraban en silencio; una congoja que sólo pude comprender años después.
          Fueron años difíciles, la Zafra de los 10 millones, que por mucho que se intentó, no pudo ser; y otra vez tu cara de disgusto. La epidemia de la fiebre porcina que asoló al país, las malogradas cosechas de tabaco y de cafés, la terrorífica epidemia de conjuntivitis de fiebre hemorrágica que nos golpeó y llevó muchas vidas, los omnipresentes ciclones y huracanes que nos azotan un año sí y otro también y hacen daño a la economía.
          Años después reviví contigo el sentimiento de rabia e impotencia cuando juntos en la Plaza condenamos el brutal atentado contra un avión de Cubana y en el que murieron el equipo nacional de esgrima y la tripulación, allí te oí decir…  ”Cuando un pueblo enérgico y viril llora, la injusticia tiembla”…. ¡Cuánta verdad!
          Anécdotas hay miles, como miles son las muestras de solidaridad que tú nos enseñaste. Los miles de jóvenes estudiantes que pasaron por nuestras aulas; los miles de médicos y otros profesionales que se graduaron en nuestras universidades, todos ellos de muchos países del mundo. Que si terremoto en la Nicaragua de Somoza, allí estaban los cubanos ayudando; cuando Angola se vio amenazada por las tropas sudafricanas y nos pidió ayuda, allí estuvo nuestro pueblo luchando junto a ellos. Cuando el accidente nuclear de Chernóbil, Cuba acogió y atendió a miles de niños afectados. La lista es larga.
          Dijiste una vez… ”Ser internacionalista es saldar nuestra propia deuda con la humanidad. Quien no sea capaz de luchar por otros, no será suficientemente capaz de luchar por sí mismo”. ¡Cuánta verdad!
          Siempre me impresionó, como a muchos, tu figura vestido de verde olivo, los grados de Comandante en Jefe, que sólo tú llevabas sobre los hombros, la barba que te ha acompañado siempre y que yo he anhelado tocar alguna vez, el puro entre los dedos que fue tu sello durante años, y tu locuacidad. Escucharte hablar de cualquier tema (economía, política, ciencia o lo que se terciara)  en cualquier foro; era alucinante la cantidad de datos y cifras que manejabas con  facilidad y naturalidad.
          Fidel, nunca llueve a gusto de todos. Muchos te adoran y otros muchos te odian y se alegran de tu partida; es una pena que piensen así.
          En otra ocasión dijiste... ”He cometido errores; pero ninguno estratégico, simplemente tácticos. No tengo ni un átomo de arrepentimiento de lo que hemos hecho en nuestro país”.
          Por ti aprendí a querer a Martí, a Maceo, a Agramonte, a Máximo Gómez, a Mella, a Frank País, a Camilo, al Che, y te estaré eternamente agradecido.
          Por ti aprendí a sentirme orgulloso de ser cubano y allá donde me encuentre podré decir con la boca grande que he sido y soy parte de la revolución por la que tú, mis padres y millones de mujeres y hombres han luchado y dado la vida por una Cuba libre.
          Me gustaría decirte muchas cosas más, pero no alcanzo a enumerarlas todas.
          Hoy me despido de ti y no quisiera hacerlo con nostalgia, sino con la esperanza de encontrarnos alguna vez, allá donde estés.
¡HASTA SIEMPRE COMANDANTE!

Fuente:Virgilio Ponce

El público se fue acercando y estaríamos unas 180 personas más o menos.

En el hombro la ekurriña y en el pecho la bandera cubana.


Una vez que terminó de hablar el miembro de Askapena llegó la actuación y la Txalaparta se dejó escuchar.


Los fotógrafos nos moviamos desde distintos angulos. Todos queríamos dejar plasmado en imagenes los momentos de este conmemorativo acto en homenaje a un gigante de mi pueblo, del mundo.





Entre el público asistentes repartieron flores para depositarlas en el retrato de Fidel,  Frente a la imagen fueron pasando un@ a un@ y dejándo aquellas flores en el marco del retrato del aquel hombre que despertaba admiración entre todos los presentes. Por él estaban en la Plaza. Por él habían abandonado el calor del hogar, porque era una noche algo fría. Así que el frío no impidió  darle el último adios a FIDEL.






                                              GORA FIDEL GORA CUBA GORA EUSKAL HERRIA


Se acercan dos músicos a interpretar la canción de Carlos Pueblas y los Tradicionales. Una canción obligada que siempre se canta y se cantará ·"Se acabó la diversión llegó el Comandante y mandó a parar.



 Y en eso llegó Fidel


Aquí pensaban seguir

ganando el ciento por ciento

con casas de apartamentos

y echar al pueblo a sufrir


Y seguir de modo cruel

contra el pueblo conspirando

para seguirlo explotando

y en eso llegó Fidel


Se acabó la diversión,

llegó el Comandante

y mandó a parar


Aquí pensaban seguir

tragando y tragando tierra

sin sospechar que en la Sierra

se alumbraba el porvenir


Y seguir de modo cruel

la costumbre del delito

hacer de Cuba un garito

y en eso llegó Fidel


Se acabó la diversión,

llegó el Comandante

y mandó a parar


Aquí pensaban seguir

diciendo que los ratreros,

forajidos bandoleros

asolaban al país


Y seguir de modo cruel

con la infamia por escudo

difamando a los barbudos

y en eso legó Fidel


Se acabó la diversión,

llegó el Comandante

y mandó a parar (Bis)


Aquí pensaban seguir

jugando a la democracia

y el pueblo que en su desgracia

se acabara de morir


Y seguir de modo cruel

sin cuidarse ni la forma

con el robo como norma...

y en eso llegó Fidel

Se acabó la diversión,

llegó el Comandante

y mandó a parar...


 Sólo éramos tres cuban@s en toda la Plaza de Moscú. Suficiente...

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