martes, 5 de enero de 2016

YA VIENEN LLEGANDO...


Cuando se tiene sobrinos el día de reyes es muy complicado y mágico. Complicado porque casi siempre los niños piden juguetes, y entre los juguetes la reina es la biscicleta. Quien no pidió en su niñez una biscicleta?. Segura estoy que casi tod@s.
Y yo por supuesto.

La mía venía condicionada, primero, por buenas notas en el colegio , segundo, y muy importante, por comportamiento. Las primeras excelente casi siempre, entre los primeros de la clase. En cuanto a comportamiento , nada, dejemoslo ahí.

Pues nada como les decía. En el 2009 pasé el 6 de Enero en Cuba, si mal no recuerdo el último. Y ya los sobrinitos conocían de la existencia de los Reyes Magos, así que muy animados se pusieron a escribir sus cartas. Los dos más pequeñ@s, me hacian monton de preguntas.


Quienes eran los reyes magos?
De donde venía?.
Y una pregunta trampa:

¿Trae todo lo que se les pida?


Bueno, todo no, porque como tienen que traerles a todos los niñ@s del mundo le pesan mucho. Respondí.
Pero tranquilos, pueden pedir, que por pedir no sea. Lo que en verdad cuenta para que los reyes magos hagan un esfuerzo y le traiga a cada niñ@ aquello que desea, está condicionado. hay que ser buen estudiante, buen comportamiento y la disposición de ayudar.
Se miraron uno a otro y pude descucbrir en sus caras que los dos últimos indice no eran muy bien aceptados por los hermanit@s.
__Bueno, lapiz y papel, a hacer la carta__. les animé.
Corrieron al interior de la habitación a buscar sus respectivas mochilas, llegar a la mesa del comedor corriendo.
Escuché decir en voz alta.
___Yo voy a pedir___..
__Nada, no se dice lo que vas a pedir, es secreto, para eso haces tu la cartita.
___Ahhhh__

Se hizo silencio y yo me volví a la cocina a ver si los chicharos que tenía puesto en la oya de presión ya estaban blandos. Nada, balines, el chicharo cubano tiene su proceso.

Ya terminé le escuché decir a Harold, y yo también secundó la Haila.
__Ahora dejen sus cartitas dentro del bucaro rojo___ les dije.

___Le voy a hacer la carta a Tata, le escuché decir a Haila.

Sólo tu hermano  puede hacerla. Le informé. Se refería a Jairo, segundo hijo de mi hermana pequeña. Estaba visitando a sus abuelos paternos ese fin de semana. Pero no más se enteró que tenía que escribir la cartita a los reyes magos, regresó lo más pronto posible a casa de la tía maga. Y aún faltaban Jany, la hija mayor de mi hermana pequeña, y mi ahijada. Esta sstudiaba en la escuela nacional de gimnasta y s´lo estaba en casa el fin de semana.

Y el sobrino mayor, hijo de mi segunda hermana, la Betty. Al ya ser un jovencito le regalaría dinero como regalo de reyes para que comprase algo que le cuadrara y necesitara.

Casi me da un soponcio cuando leí las cartitas, tres biscicletas, dos patinetas, patines, bolas. Y algunas cositas que he perdido entre mis recuerdos.


De derecha a izquierda. Harold (koly). Jairo, Pochy con Haila en brazos. Jany y Machi, mi perrita heredada...


 Nada, para no hacerles muy larga la anécdota.

Se merecían las biscis y bien. Eran unos niños maravillos@s. Era una divinidad recogerlos desde mi llegada en el aeropuerto y no llevarles a su casa, hasta 6 meses después, cuando me volvia . Niñ@s estudiosos, a los que no había que decirle, estudia, o haz tus deberes. Desde que entraban por la puerta lo primero que hacían era quitarse los uniformes, colgarlos.

Y con sus mochilas aún a cuesta. sentarse en la mesa del comedor, o acostarse en el suelo a hacer sus deberes. Mientras la tía, esta que escribe, se balanceaba a la fresca en la terraza con el familar o amig@ de turno que estuviera visitandola.

Había que mirar como estaba la cuenta, efectivamente, no había mucho, pero si el suficiente para hacer realidad las ilusiones de mis sobrin@s. Valía la pena y me alegraba el corazón  que aquell@s niños tuvieran aquellas bicicletas que se habían ganado por sus buenas notas, por el comportamiento, cualidades y colaboración:
 "que tampoco yo le podía pedir peras al olmo, siendo el modelo de niña que fui. JA.

También me picaba el gusanillo de ver y sentir que se siente, cuando los reyes magos  traen  bici a l@s niñ@s. Fue emocionante verle las caras al descubrir sus regalos. Haila no sabía si salir de la habitación, mandarse a correr escaleras abajo o gritar como una loca. Divino, presenciar momentos como esos no tiene precio.



Mi bici no llegó, ni con buenas notas, vamos a echarle la culpa al comportamiento, en esto  muy clara, jejejeje. Y también por algo que me confesó mi padre  en una conversación, de las grandes que tallas que tuvimos...
" Nunca te compré esa bicicleta porque temía por ti. Con lo impulsiva que eras, creí que si te la compraba, te ibas a matar".

Nada decirles a los reyes magos que por fin tengo mi bici, dos por falta de una. Que por cierto, me cago en tóo cuando tengo que andar hasta el pueblo en la de San Fernando, porque tengo las dos pinchadas. Me consuelo diciendome : Dino, a caminar a fortalecer esas patas largas es bueno pá la circulación y la manana.

Que los Reyes Magos os traigan muchas alegrías y que los niños no pierdan esa inocencia que les hacen únicos. Y mucha Salud.


Ahhhh y que por fin en España haya un Baltazar negro y no pintado, como viene ocurriendo desde tiempos inmemoriables, con los tantos negros que hay en España...







Carta a Santa Claus - Frank Delgado


Querido Santa Claus yo te escribo
pues me he portado muy bien este año.
Yo soy un niño muy caritativo
que a los animalitos no hace daño.

Que me trago la comida
insípida de mi abuela,
que le cargo sus mapures
que le friego las cazuelas.

Soy bastón de los viejitos
en difíciles subidas,
lazarillo de los ciegos
al cruzar por la avenida.

A mi mamá la sigo en sus creencias
y a mi papá le cepillo las botas.
Realizo mis tareas a conciencia
y a fin de año tuve buenas notas.

Y hasta he ganado concursos
que premian sabiduría,
ya no escribo en las paredes
y cuido la ecología.

No me burlo de Carlitos
diciéndole "cuatro ojos",
no le digo "dientefrío" a Manolito
y no lo enojo.

Por eso es que te pido, venerable Santa Claus:
te acuerdes de este niño que tan bien se te portó.
Tal vez un tren eléctrico, un Nintendo, o qué sé yo.
O una patineta, mejor una bicicleta.
Esa es la mejor manera de premiar
a un niño ejemplar.

Entonces, Santa Claus, es que no entiendo
que me hayas traído un camión de madera,
un dominó -que no es ningún Nintendo-
y sobre todo aquella mierda de trompeta.

Te voy a decir que haces
si antes yo no te estrangulo:
esos ridículos juguetes
te los metes en el culo.

Pedante Santa Claus y me disgusta
que hasta el hijo menor de mis vecinos
que un soberbio tronco de hijueputa,
enano con instintos asesinos

se pasea por el barrio, él
con su nueva bicicleta, y yo
y yo con ganas de meterle
en la cabeza la trompeta.

Pero que se cuiden los viejitos
de mi ira despiadada
y si me encuentro a tus renos,
coño, me los cagaré a pedradas.

Por eso es que te digo, decadente Santa Claus,
me cago en tu trineo y la puta que te parió.
Hice de comemierda todo un año y no sirvió,
para el año que viene, sí,
para el año que viene, sí,
para el año que viene seré yo
un niño cabrón.

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